Inmobiliarias destacan el atractivo de la vivienda en Málaga para el mercado internacional

El gran problema de la oferta de la provincia es la diferencia de poder adquisitivo entre el comprador nacional y el extranjero, colectivo que puede acceder a una oferta más atractiva y amplia.

Diversas inmobiliarias presentes en el Salón Inmobiliario del Mediterráneo (Simed), que se celebra en Málaga, han destacado el atractivo que suponen las viviendas en la Costa del Sol para el mercado internacional.

Este mercado lleva varios años siendo referencia por el atractivo de profesionales en el sector de la tecnología y la llegada, en las últimas fechas, de compradores procedentes de Estados Unidos o Emiratos Árabes Unidos, según aseguran a EFE fuentes de varias empresas.

El director territorial en la Costa del Sol de la inmobiliaria Aedas Homes, Ángel Fernández, ha asegurado que el 90 por ciento de los clientes son «agentes internacionales» que les proveen de compradores y esto se refleja en el tipo de vivienda que se está vendiendo.

Fuentes de la promotora AQ Acentor prevén un «público heterogéneo» en esta feria, que cuenta con más de 200 empresas del panorama nacional y una oferta de 7.000 inmuebles con unos precios heterogéneos.

Por su parte, el responsable de la consultora Savills en Andalucía, José Félix Pérez-Peña, explica que hay una oferta de vivienda que puede llegar a los tres millones de euros, pero también existen «inmuebles más asequibles».

Ha expresado que los precios no se moderarán pronto por la falta de suelo, que impide que el mercado se estabilice, y explica que, para responder a la demanda, se deben crear en Málaga 3.000 viviendas de obra nueva, cuando «el ritmo es de 1.200».

Desde la inmobiliaria Atalaya Team, su gerente, Alberto García, ha asegurado que si hace unos años en un barrio de Málaga estaban en oferta en torno a 980 viviendas, ahora el número no llega a las 200.

Esta empresa opera en Málaga, una ciudad en la que la oferta de vivienda es «mínima» y la demanda «creciente», lo que origina unos precios máximos en el mercado, que «excluyen a una parte de la población».